lunes, 10 de septiembre de 2012

Los Amantes de las Mujeres Hermosas

Tenemos que admitirlo. Las Mujeres Hermosas nos pueden.
Es amor a primera vista. A última vista. A cualquier vista.

Después de dar tormento a su alma por seis días, Dios tenía que hacer algo bueno. E hizo la mujer.
Eso dijo Mefistófeles.

Algunos dicen que un Pontiac Firebird de 1969 es hermoso. Dicen que un auto es hermoso.
Algunos dicen que el segundo gol de Maradona a los ingleses es hermoso. Dicen que un gol es hermoso.
Algunos dicen que Marilyn Monroe en “El comezón del séptimo año” es hermosa. Algunos dicen que ciertas mujeres son hermosas.
A mi no me interesan los autos. Y no me interesa el fútbol. Pero ciertas mujeres me parecen hermosas.
Y me pierdo por ellas.

“Cuidate de las mujeres hermosas”
No se quién mierda lo dijo. Pero tiene razón. Las mujeres hermosas pueden hacer con nosotros lo que quieran. Somos unos tarados. Tanta gente se fue a la ruina por una mujer hermosa. Y no estoy hablando solo de la ruina material. Las mujeres hermosas pueden hacer lo que quieran y nos pueden manejar. Tantos tipos están dominados por mujeres hermosas. ¿Y que les vas a decir? ¿No la veas más? No te van a escuchar.

Hay tantas mujeres hermosas. Hay tantas clases de mujeres hermosas. Según la edad. Según la época. Según la forma.
Hay mujeres hermosas rubias, pelirrojas, morochas y castañas. Hay bajas y altas. Hay simpáticas y frías. Pero son todas hermosas. No importan tus gustos. Todos tenemos gustos diferentes. La mina que a vos te parece linda puede ser que a mi no me guste. Y la mina que me gusta puede ser que no te parezca tan linda a vos.
Pero las mujeres hermosas son hermosas para todos. Incluso para las mujeres.
Y esas mujeres nos pueden.

Los suicidas se matan por ellas.
Los poetas escriben sus mejores obras.
Los chicos malos cambian.
Y todas las demás chicas sobran.

Que no se entienda esto como afrecho. Un hombre puede sentir afrecho por muchas mujeres. Aunque no sean hermosas.
Pero las mujeres hermosas están más allá de eso. Son admiradas por cuestiones estéticas que no tienen nada que ver con el afrecho.
Las mujeres hermosas son la más admirable obra del más sublime creador.

“Las mujeres siguen siendo la mejor forma de complicarse la vida.”

Somos amantes de las mujeres hermosas. Eso condiciona. No somos amantes de todas las mujeres. No somos amantes de tu vieja y la vieja de tu vecina. O tu tía la feíta. No. No somos amantes de tu hermana la involteable. Tampoco de tu sobrina que no está ni siquiera potable. No. Somos amantes de las mujeres, si, pero de las mujeres hermosas.
Las más o menos están más o menos y a veces nos gustan más o menos. Las lindas nos gustan. Pero a las hermosas las amamos. Aunque sea un amor superficial. Aunque sea un amor pasajero. Aunque sea un amor vacío.
O no. Tal vez es un amor completo.
Pero como sea. Las amamos. Primero porque son hermosas. Y después por lo que sea.

Algunas bocas van a quedar mudas. Algunas mandíbulas van a aflojarse. Algunos ojos van a abrirse más. Mientras siga habiendo mujeres hermosas que vuelvan locos a tipos susceptibles a la belleza femenina todo eso va a seguir pasando. En cualquier momento. En cualquier lugar.

En la antigüedad algunos tipos construyeron palacios, puentes, monumentos, ganaron imperios, viajaron a nuevos mundos y cambiaron al mundo sólo para ganarse el corazón de una mujer hermosa.
Lamentablemente algunas de estas mujeres hermosas no tienen corazón.
Palo.

Hay tantas mujeres hermosas y todas ellas están con un tipo. Por lo menos, un tipo. Pensar que esa mujer hermosa que nos vuela el cerebro y nos deja vegetativos está con un chabón normal. Pensar que esa diosa, esa criatura inalcanzable está con un tipo común.
Pensar que a esa mujer hermosa alguien la puede ver todo el tiempo.
Pensar que a esa hermosura femenina alguien la besa.
Pensar que alguien tiene el corazón de esa perfecta criatura.
Pensar que a esa hermosura un tipo se la garcha.

Yo soy susceptible a la belleza femenina. Yo puedo perderme por una mujer hermosa. Y olvidarme de quién soy. Y olvidarme de mi nombre. Soy un tarado.

Seamos francos. O sinceros. O seamos lo que fuésemos. Pero digamos algo, acá estamos hablando principalmente de las mujeres. Pero no de todas las mujeres. No entran tu abuela. Ni la vieja de tu cuadra. Ni la fea de tu clase. Porque estamos hablando de mujeres hermosas. El principio y el final de su hermosura en algunos casos no fueron definidos por nadie. Por vos, tal vez. Por mi, quizás. No lo se. Ellas son hermosas. Y para mi pueden ser tu prima. Tu hermana. Tu mamá. Tu hija. Tu vecina. Tu amiga. O todas ellas.

Estoy escuchando a Joe Cocker y él le dice a una mujer que es hermosa. Dats uaraimín.
Ahí vamos.

No me interesa el fútbol.
No me importan los autos.
Pero las mujeres hermosas me dejan diciendo idioteces.

Les digo la verdad pero no se la digan a nadie. Yo no podría estar en algún lugar en el que no existiera la posibilidad de que me encontrara con mujeres que pudieran parecerme hermosas y yo tuviera la chance de que algo pudiese pasar.
Se me fueron los tiempos verbales a la concha de la lora.
Sigo.
Si voy a una fiesta no estoy esperando que haya buena música o buenos tragos. Estoy esperando que haya mujeres hermosas. Si voy a un lugar, el que sea, espero lo mismo.
No iría a reuniones de una logia de varones en la que no nos pudiéramos cruzar con mujeres hermosas.
¿Se entiende?
No es afrecho. Es algo como el amor. Hay muchos significados para el amor. Y disfrutar de algo o de alguien es uno de ellos.
Entonces.

Soy un amante de las mujeres hermosas. Aunque ellas no me amen.

Ella me miró con esos ojos verdes que daban miradas afiladas y que penetraron en mi ser.

Necesito un kilo de endorfina, medio de dopamina, tres kilos de fluoxetina y dame todo el nepento que tengas.
¿Es un asalto?
Si.

Soy el Hipotálamo Dilatado de Galahad.

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Galahad es un muchacho delirante que escribe algunas boludeces muy de vez en cuando y si se le cantan las pelotas. La Galaxia conspira contra él pero a veces Galahad le toca la cola.