martes, 25 de junio de 2013

El sexo está sobrevalorado.


Está bien que sea la razón por la cual tenemos aparatos sexuales. Está bien que sea la razón última de la especie, la de la reproducción. Está bien que sea algo natural. Está bien que sea algo deseado…
Pero no es para tanto.
No es tooodo.
El sexo está sobrevalorado. Y no muchos se atreven a pensar en eso, siquiera.


Me tiene podrido que el fin de todos los deseos que uno pueda imaginar sea garchar más, garchar más y mejores mujeres muchas más veces. Ese es el desenlace predecible de la mayoría de los deseos.
Deseo tener mucho dinero, y ser famoso. Para tener más levante y garcharme más y mejores minas.
Deseo tener una garcha de veinticinco centímetros. Para garcharme a todas las minas y romperles la cajeta.
Deseo ser Justin Bieber. Para garcharme a todas las minitas que están atrás de él.
Fíjense. En serio.
La mayoría de los deseos terminan así.
Incluso cuando son deseítos de mierda, los deseítos de cualquier momento. He escuchado a chabones diciendo: “Sabés, estar cogiendo toda la noche, genial”. ¿En serio? ¿En serio quieren tanto estar cogiendo toda la noche, todas las noches?
A veces hablan de garchar como si fuera la mayor aventura, la diversión más zarpada, la mejor manera del universo de estar pasando el tiempo, el único y más maravilloso placer que nuestros estúpidos cuerpos humanos puedan alcanzar, el fin supremo de toda educación, aprendizaje, juego y perfección. Garchar. No hay nada como garchar. No hay nada más lindo que ponerla.
Seguro que las tres últimas oraciones te parecieron bastante sensatas. Si, quizás hasta agitaste un poquito la cabeza de arriba abajo. Sip.


¿A dónde mierda estoy queriendo llegar con esto?
A que me gustaría creer que no soy el único que piensa que el sexo está sobrevalorado. O sea, si, está bien, está bueno garchar, pero no es lo máximo del universo, no es lo más importante, no es el fin de todos los deseos y de todas las acciones.
A eso voy. A llevar, una vez más, la contra. Yo pienso que el sexo está sobrevalorado. Yo creo que garchar no lo es todo.
En serio.
A veces pareciera que nuestras vidas se definieran por el hecho de ponerla.
¿Todavía no la pusiste? Virgo.
¿Ya no la ponés más? ¿Viagra? ¿No te interesa? Ya estás muy viejo y tendrías que morir.
En serio.
¿Hace cuánto que no la ponés? ¿Cuánto es el máximo de tiempo que estuviste garchando? ¿A cuántas minas te empomaste?
Parece que toda nuestra vida se basara en nuestras acciones garchísticas.
En serio.
Está bien. Lo vuelvo a aclarar, está bien que salimos de un polvazo y que como absurdos animalitos estamos programados para ponerla y expandir nuestra estirpe. Peeero. En serio. Tampoco lo es todo.
A eso iba.
Yo creo que el sexo está sobrevalorado. Yo creo que garchar no lo es todo y no es lo más importante del universo. Aún a riesgo de parecer asexuado en este mundo tan garchófilo. Pero bueno, creo eso.

Soy El Pensamiento Priápico de Galahad.
 

Una vez me quisieron vender chicles pasados. Estaban duros y se rompían en pedacitos cuando los mordías en vez de hacerse una masa blandita. Los cambié. No se preocupen. Me dieron unos buenos.  

viernes, 14 de junio de 2013

Esa hermosa sensación que sentís cuando te das cuenta de que ella está atrás tuyo.

 Si, el título es algo raro, pero ya sabés qué es lo que digo. Hablo de ese momento en el que te das cuenta de que todo va a salir bien, ese momento en el que te ponés a pensar lo que puede pasar, si es que no lo pensaste antes.
El momento ese en el que te das cuenta de que esa chica, aunque quizás no vaya a tener nada con vos, piensa que tenés una de esas cualidades que te hacen subir el ego y sentirte bien.
¿No es un lindo momento ese? ¿No es una hermosa sensación?
Para mi es uno de los momentos más copados. El instante ese en el que te das cuenta de que le parecés lindo, ese sublime segundo en el que te enterás que para ella sos un chabón copado, esa eximia centésima en la que te das cuenta de que a ella le podés llegar a gustar.
Acá ocurren dos cosas. Primero te sentís bien por el subidón de ego. Y después te sentís bien porque te das cuenta de que puede pasar algo. A veces, de todas formas, las dos sensaciones te suben muchos químicos en la estúpida mente y te hacen actuar como un idiota y terminás cagándola. Pero bueno, ese es otro tema.

La otra versión de esta sensación es más bien agridulce. Es cuando te enterás de que a una chica le parecías lindo, le gustabas, le parecías copado, estaba atrás tuyo, quería que la garches como si no existiera el mañana o lo que fuera parecido a eso… peeero, te enteraste tarde. Con tarde me refiero al otro día quizás, si es una chica que no vas a cruzarte jamás, o años después y resulta que ella era la chica que te gustaba en la secundaria y ahora te das cuenta de que las bolas te quedan largas y tristes y que te vendría bien un corte.
Que agridulce momento. Tu cerebro idiota va a así: “Ey, ella gustaba de mi, si, ella gustaba de mi, si, Odín, ella gustaba de mi, la chica más linda del curso gustaba de mi.” Y después sigue: “Idiota, soy un idiota, gustaba, gustABA, antes gustaba de mi y yo no me di ni cuenta y ya es tarde, soy un idiotaaa.”
Y ahí más vale que te separes de vos mismo cual Superman en la Tres y te cagues a piñas. Oh, Tyler, libéranos de la perfección.
Yo estaba re atrás tuyo, me dijo la boluda.
Ella dijo que eras lindo, me dijo otra boluda. Me lo hubieras dicho antes, la concha de tu tía.

Pero volvamos otra vez a la primera versión. La hermosa hermosa hermosa. Así nos vamos bien. Mentira. Bueno, más o menos.

¿No está copada esa sensación, ese segundo, ese par de centésimas en las que el tiempo se detiene porque tu torpe cerebrito empieza a procesar lo obvio: que ella gusta de vos?
A mi me encanta. Me gustaría vivir en ese momento. O por lo menos hacer que dure más. Antes de que posiblemente la cague o ella se vaya para siempre o pase algo que arruine todo.

Eso era. De eso quería hablar. Obviamente que para el caso, el tema puede ser tratado por los dos sexos y por todas las ramas sexuales.

Soy La Centésima Perfecta de Galahad.

Me revientan los bordecitos esos de piel que se forman al lado de las uñas. Siempre joden. Te los querés sacar y terminás arrancándote medio dedo y dejándolo en carne viva. Y arde como la concha de la madre. Y vos te decís: Si es sólo un pedacito de piel, no puedo quejarme como un pelotudo. Pero te seguís quejando. Y no aprendés la puta lección, porque la siguiente vez que te aparece el puto pedacito de piel lo tratás de arrancar de vuelta. Mierda.

Datos personales del copado que escribe estas boludeces.

Mi foto
Galahad es un muchacho delirante que escribe algunas boludeces muy de vez en cuando y si se le cantan las pelotas. La Galaxia conspira contra él pero a veces Galahad le toca la cola.