jueves, 28 de septiembre de 2017

¿Karate Kid hace kung-fu?


No. Karate Kid hace karate, está definido en el nombre. Ahora, a ciertos productores descerebrados se les ocurrió hace unos años (2010), hacer una remake de la copada cinta ochentosa y pusieron a un pibito a hacer kung-fu. Sí, todo mal.
Vamos a explayarnos.
Ya sé, llegué re tarde, se me recontra pasó el subte. La remake esta de la que hablo salió hace un toco, pero bueno, estoy indignado (como casi siempre), y como hace poco volví a ver las de Karate Kid (las posta), me acordé de esta bochornosa remake, y acá estoy, escribiendo esto.
Tengo que admitir que no vi la película, estamos hablando de la remake, obvio, no la vi. Así que no puedo opinar cuán bochornosa es. Pero. Si no la vi es porque ya demostraba cuestiones bochornosas desde el vamos. Así que en eso me baso para tirarle mierda a esta mierda.
Coff, coff. Soy un productor pelotudo privado de pensamiento prolijos. Las cosas de los ochenta están de moda porque los que eran chicos en esa época son grandes ahora, ¡saquemos plata! ¿Qué rehacemos? Karate kid. Ok, cambiemos las cosas porque sí, no importa que haya sido un éxito por cómo fue, cambiemos igual.
Y siguió diciéndole más o menos así a su pobre asistente o secretario:
—Vamos a hacer que en lugar de ser un adolescente conflictuado sea un pibito.
—Listo.
—Vamos a hacer que en lugar de ser un chabón que viaja a otra ciudad viaje a otro país.
—Listo... ¿A dónde?
—A China...
—Pero en China hacen kung-fu, ¿no debería ir a Japón?
—A China.
—Pero el karate es de Japón, más bien de Okinawa, o sea, en Karate Kid 2 te lo explicaban...
—¿Hay más de una karate kid?
—Hay 4.
—No vi ninguna. No me importa.
—Ok... Entonces va a viajar a China a hacer karate.
—Vamos a hacer que en lugar de hacer karate haga kung-fu.
—¿Eh?
—¿Listo?
—Sí, sí, listo, listo.
—Y vamos a poner a una minoría para ser políticamente correctos.
—Ok, los pelirrojos son minorías, un 2% del mundo es…
—Negro, va a ser negro. Nadie puede decir nada cuando lo cambiamos a negro…
—Pero…
—Sí, lo que pasa es que va a ser el hijo de un famoso, para que tenga más despegue y enganche, ¿viste? El hijo de Will.
—¿Ok?
—Y va a tener este peinadito con trencitas bien cool, porque este karate/kung-fu kid va a ser bien cool, ¿entendés?
—Eh, supongo.
Me imagino que así deben ser las conversaciones, no sé, más drogadas capaz.
Así que por eso, chicos, Karate Kid hace kung-fu. ¿Por qué? Porque sí. No sé. Porque le pinto a los cráneos que hacen todas las cagadas en el mundo del cine.
En fin. No creo que vaya a ver jamás esa película. Pensar que la primera está dirigida por el director de Rocky, tuvo nominaciones al Oscar, tiene un temazo hit en el climax y un Miyagi que se volvió épico.
Pero bueno, es mi opinión. Hay remakes buenas y remakes innecesarias y mierderas como esta.
Mis respetos a Jackie Chan, de todas formas.

GLHD

martes, 26 de septiembre de 2017

El cambio más radical de un actor para meterse en un papel

Muchos actores cambian su aspecto o su físico para representar un papel, para hacer un personaje. Quieren convertirse completamente en el personaje y sienten que necesitan transformar su cuerpo para lograrlo.
Obviamente que muchos hacen cosas simples para cambiar, como hacerse otro corte de pelo, teñirse, usar lentes de contacto, maquillaje, prótesis faciales para cambiar la fisonomía de su rostro, usar una dentadura postiza sobre sus dientes para cambiar el aspecto de su sonrisa. Hay muchos de estos casos. Por ejemplo Johnny Depp en casi todas sus películas.
Pero también hay muchos actores que hicieron cambios radicales en su cuerpo para transformarse en algún personaje. Cambios rápidos como los que hizo Kate Mara para representar a “La chica del tatuaje del dragón”, que además de teñirse y cortarse el pelo, se afeitó las cejas y se hizo varios piercings.
Y un paso más allá están los que varían su peso para componer a un personaje. Como Reneé Zellweger que subió de peso cuando tuvo que convertirse en Bridget Jones.


Y acá es donde entran los casos más notorios.
Están los que engordaron. Como Jared Leto que engordó 30 kilos para convertirse en Chapman, el asesino de John Lennon, en Chapter 27. O Charlize Theron que engordó 13 kilos para ser la asesina de la película que le dio un Oscar, Monster de 2003. O Stallone que subió de peso para hacer un policía en los noventa en Copland. Robert De Niro cuando tuvo que componer a Jake LaMotta en los ochenta engordó hasta ser irreconocible, subió 20 kilos. Vincent D’Onofrio subió 31 kilos para su papel en Full Metal Jacket. En Body of lies Russell Crowe engordó 30 kilos. Toni Collette subió 20 kilos para Muriel’s wedding. Benicio del Toro subió 20 kilos para Fear and Loathing in Las Vegas.



También hubo muchos que sumaron músculos a su figura para transformarse en un personaje. Como Edward Norton en America X, o Will Smith en Alí que subieron unos 15 kilos de músculos, o todos los que se transformaron en superhéroes, empezando por Christopher Reeves para hacer a Superman en los setenta, o el actor del Capitán América, o el que hace de Thor, o el mismo Ironman, como Toby Maguire cuando personificó a Spiderman, o el nuevo Superman, o Christian Bale y Ben Affleck cuando encarnaron a Batman. Uno de los más notorios es Tom Hardy que subió 20 kilos de músculos cuando hizo Bronson.
También están los que tuvieron que bajar de peso. Como Tom Hanks que había perdido 16 kilos para hacer el personaje de Philadelphia y luego, años después, tuvo que bajar 20 kilos para hacer el papel de náufrago en Cast Away.
Los casos más notorios de estos cambios de peso fueron: Christian Bale y Gary Coleman que bajaron muchos kilos, hasta poner en riesgo su salud, para The Machinist y Sid and Nancy respectivamente. Christian Bale bajó 30 kilos para ese papel, y luego recuperó su peso y subió 20 kilos para hacer a Batman.



Pero ninguno de estos actores hizo un cambio tan radical como el que voy a nombrar. Como el que le ganó a todos en toda la historia de los cambios radicales para hacer un papel.
Estoy hablando de un actor argentino que hizo una película nacional en los noventa. Creo que este dato no está en ninguna lista de todo internet. Y debería. Porque nadie nunca en toda la historia del cine se arriesgó tanto, cambió de tal manera, solamente para componer un papel. Un solo papel.




Este actor es Edgardo Nieva, quien cambió su aspecto de manera radical para encarnar al personaje principal de la película “Gatica, el mono”, de Leonardo Favio.
Para ese papel se hizo cirugías plásticas. Le rasgaron los ojos, le ensancharon un poco la nariz y le cortaron los lóbulos de las orejas. Todo para ser más parecido al verdadero Gatica.
Así es, el tipo se hizo cambios en el rostro para parecerse más al personaje que iba a encarnar. Se hizo cambios irreversibles. Encima, cirugías que no son las más comunes, diría que todo lo contrario, hay gente que se afina la nariz, no creo que muchos se la ensanchen. Hay gente que se hace cirugías en los párpados para tener los ojos más abiertos, menos cansados, nadie se hace los ojos rasgados.
Es todo muy loco. Edgardo Nieva debería aparecer en todos los listados de cambios más extremos en el cine. Y sin embargo no lo hace.
Pero bueno, en Hollywood ni siquiera reconocen que K-Pax es una copia de Hombre mirando al sudeste, de Subiela. Así que menos van a reconocer que el actor que más radicalmente cambió su fisonomía es un argentino.

GLHD

Datos personales del copado que escribe estas boludeces.

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Galahad es un muchacho delirante que escribe algunas boludeces muy de vez en cuando y si se le cantan las pelotas. La Galaxia conspira contra él pero a veces Galahad le toca la cola.