viernes, 17 de agosto de 2012

Yo me quiero casar… ¿y vos?

No. Juntos no. A menos que seas hermosa y seas copada. O estés hermosa y estés copada. Si no, no.

Volvamos. Si. Yo me quiero casar.
¿Suena raro? ¿Muy de novela? ¿Muy demodé? ¿Muy de mina?
No me jodas.
Yo me voy a casar. No ahora. Pero me voy a casar.

Ahora hay tantos que se juntan. Tantos que dicen que no se van a casar. Que no se quieren casar. Que es más “cul” no hacerlo. Se juntan. Y todo bien. O nada. No se hacen nada. Ni se juntan. Nada. Y no se casan. Y no se quieren casar, como dice la canción. Y gritan: “yo”, cuando un animador bolichero les pregunta: ¿quién nunca se va a casar?
Yo no.
Yo me voy a casar. No ahora. Pero me voy a casar.

Muchas cosas no tienen sentido. Si me agarra el absurdismo te digo que nada tiene sentido. Entonces. Nosotros le damos sentido a las cosas. Le damos un sentido a todo. A la vida. Creamos significados. Tenemos símbolos. Hacemos como si las cosas fueran más de lo que son para que se sientan mejor de lo que son.
Hay que darle sentido a todo. O nada tendría sentido.

Por eso nos hacemos tatuajes. Porque se ven bien. Porque significan algo. Porque nos sirven para recordar.
Por eso hacemos fiestas de quince. Por eso festejamos aniversarios. Por eso hacemos rituales. Por eso hueveamos al recibido. Por eso tangueamos a la divorciada. Por eso jodemos con el cumpleañero. Por eso chamuyamos a la de la barra.
Porque todo tiene un sentido. Un significado que nosotros le damos. Porque todo vale lo que nosotros queremos que valga. Casi todo. Casi siempre.

Por eso nos vestimos de traje. No es sólo para abrigarnos. Es porque significa algo. Es porque se ve bien. Porque se siente bien.

Porque hay que encontrarle sentido a las cosas. Hay que hacer que las cosas signifiquen algo. Que trasciendan.
Por eso.
Por eso yo me quiero casar.
Por eso me voy a casar.
No ahora. Pero lo voy a hacer. Eso va a pasar. No hay dudas.

Me voy a casar por Iglesia. Con todo el kilombo. Con toda la parafernalia. No porque necesite que un tipo en toga me diga que estoy casado y que lo confirme con un libro en sus manos.
Lo voy a hacer porque está joya.

Voy a usar un traje copado alquilado. Alquilado para no verlo nunca más. Y copado porque me copa.
Y ella va estar más hermosa que nunca. Aunque no lo esté. Aunque siempre sea hermosa.
Y van a estar todos. Y va a sonar esa música.
Y cuando el cura diga eso de que si alguien quiere hablar que hable o calle para siempre, alguien va a gritar. Va a gritar: Yo. Yo me opongo. Y todos se van a dar vuelta para mirar al desubicado. Y vamos a hacer una pequeña escena.
Y nos vamos a reír un rato.

Y ella va a ser hermosa. Y yo la voy a amar como si nunca hubiera amado antes. Y ella me va a amar como si siempre lo hubiera hecho. Y todo va estar bien. Y voy a creer en los cuentos de hadas. Y en los finales felices. Aunque nada termine.
Y me voy a olvidar de todo lo que me tengo que olvidar. Y no voy a pensar. No voy a pensar en lo que no tengo que pensar. Y no voy a recordar que el tiempo pasa tan rápido. Y no voy a saber que nada es tan bueno como debería serlo.
Y todo va a estar bien. Y ella me va a decir: mi amor. Y yo le voy a decir: mi cielo.
Que cursi.
Que cursi que sos.
Empalagoso.
Asqueroso.

Y ella va a ser la Señora Galahad. Y yo voy a ser su Señor.
Y no voy a pensar en nada.

No me digas eso, nena. Me voy a terminar enamorando de vos.

Necesito Nepento. Necesito beber del Leteo. Necesito meterme en Lacuna Inc.

Soy el Zigomático Mayor de Galahad.

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Galahad es un muchacho delirante que escribe algunas boludeces muy de vez en cuando y si se le cantan las pelotas. La Galaxia conspira contra él pero a veces Galahad le toca la cola.