miércoles, 29 de agosto de 2012

El Club de los Perdedores.

Yo soy el que tiene una sota debajo de la manga. Soy el que junta los cuatros. El que tiene las tres cartas de diferente palo. Soy el de los unos de oro y de copa. Soy el que no puede pescar un envido ni amedrentar con un truco.
Yo soy el que cambia las cartas de póker y recibe peores.
Yo soy el que saca un uno en los dados cuando tiene que ser alto y un seis cuando debe ser bajo.
Yo soy el que mueve la maderita que mantenía todo el equilibrio.
Yo soy al que le toca la tarjeta que te manda a la cárcel o te quita dinero.
Yo soy al que le sale mano roja izquierda detrás de su espalda.
Yo soy el que repite muchas veces “hundido”.
Yo soy el que en el último milisegundo elige la piedra cuando tenía que elegir la tijera.
Yo soy el que no entiende las señas que mímicamente descubren la palabra.
Yo soy el que no conoce la canción. El que no recuerda la escena.
Yo soy el que no sabe la respuesta. El que no estudió. El que pasa al frente sin guitarra.
Yo soy el que no salió votado.
Yo soy el que no recordás.
El que no entendés.
El que no elegiste.
El que no querés.
Yo soy el que no te gusta.
El que no te importa.
Si.
Yo soy ese.
Yo soy el perdedor.
El que pierde. El que perdió. El que va a perder.
Muchos están conmigo. Algunos no.
Bienvenidos al Club de los Perdedores.

Siempre vamos a ser más. Tristemente. Generalmente sólo gana uno. Todos los demás perdemos.

¿Estás conmigo?
La chica que te gusta no gusta de vos. Mierda. Ni siquiera te registra.
Cuando jugás perdés. Y si ganás en realidad no ganaste nada.
Si las cosas pueden terminar bien o más o menos, terminan más o menos. Si pueden terminar mal terminan mal.
Si alguna vez ganaste algo, algo te salió bien, algo, algo, algo. No te lo olvidaste más.
El caldo de la derrota ya no sabe tan mal. Ya estás acostumbrado. En ese momento de carencia de gloria te sentís como en casa. Todo normal.
¿Sos uno de los míos?
Vamos.
Deprimámonos con diversión. O divirtámonos con depresión.
Vamos.
Los últimos seremos los primeros. Si. Cuando podamos caminar sobre el agua o convertirla en vino.
Vamos.

No creo que lograr cosas sea una razón para no preocuparse; sin entrar demasiado en debates psicológicos, uno busca la felicidad y la realización personal entre muchas cosas, sin entrar mucho en detalles, y si no podés lograr nada porque fracasás siempre no vas a conseguir ni la felicidad, ni la realización personal, ni nada.

Una vez escuché de un chabón que se sentía no tan facha y viajando en un subte vio a otro que no tenía nariz, y se dijo a sí mismo, bueno, este no tiene nariz, yo tan mal no estoy...
Yo no veo las cosas así.
Yo siempre creo que el barman me podría haber llenado más el vaso.
Si, tenés dos ojos, tenés dos piernas, comés todos los días, no vivís postrado en una cama y no te vas a morir mañana en una terrible agonía. Pero si te ponés a ver las cosas así...
Yo soy de los que no se conforman, si ya se que no es bueno, pero yo siempre espero más. Prefiero compararme con los que están mejor que con los que están peor.
Y en eso radica también el seguir luchando.
Hay muchos perdedores, que tienen un trabajo de mierda, su vida amorosa es una mierda, no tienen nada en su vida que valga más que la mierda, pero ellos están conformes, algunos pobres infelices hasta están felices.
Ni siquiera, quizás, se consideran perdedores.
Este grupo es para aquellos que luchan y caen, porque todos caemos. A la larga todos vamos a perder.

Soy la Carencia de Serotonina de Galahad.

Ella me miró y se puso a bailar con otro. Y yo no pude dejar de mirarla.

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Galahad es un muchacho delirante que escribe algunas boludeces muy de vez en cuando y si se le cantan las pelotas. La Galaxia conspira contra él pero a veces Galahad le toca la cola.