jueves, 9 de agosto de 2012

Estoy teniendo problemas existenciales del primer nivel.

Estoy complicado.

En serio, es serio. No te jodo.
No tengo que pensar. No tengo que pensar. No tengo que pensar.
Bueno, voy a pensar un poco en todo esto para poder escribir todo esto.
Ahí vamos.

Peeero antes. Si sos una de esas personas que no pretenden leer mucho y les gusta opinar de todas formas, leé  lo que está en negrita para saber más o menos de que trata todo esto y si no entendés de todas formas y todavía querés opinar, bueno, el texto que hay a continuación te va a llevar unos seis minutos leerlo. Estás advertido. Soy Galahad, ¿no te habías dado cuenta? Seguí de largo si no te interesa.

Ahora si. ¿En qué estaba? Ah, si.

Digamos que hay tres niveles de problemas existenciales.

El primero es cuando, por ejemplo, te deja tu novia y te ponés triste y te empezás a preguntar qué hiciste mal y qué podrías haber hecho. O se muere tu perra, no se, eso. En un mes, en un año, en un tiempo vas a estar bien y ya no vas a tener más problemas existenciales hasta que este ciclo se repita. Digamos que simplemente estuviste un rato en el grupo de los Seres con Problemas Existenciales. Sacaste un pase y lo usaste. Y listo.
Este es el grupo más común, todos osaron estar en él en algún momento por alguna razón. Es una pena pasajera, un dolor momentáneo. No importa si ese momento sólo dura unas semanas o un par de años, es algo que no forma parte de vos, viene y así como viene se va.
Estos serían los problemas existenciales de tercer nivel.

Después vienen los de segundo nivel. Un gran grupo de gente está en ellos. Por lo general son esas personas depresivas, pesimistas, taciturnas que piensan todo el tiempo en todo. En todo lo que podría ir mal, en todo lo que salió mal, en todo lo que podría haber sido mejor. En todo.
Las personas de este grupo se cuestionan su existencia. Se preguntan porqué existen. Viven envidiando a los que tuvieron más suerte. Se la pasan pensando qué podrían hacer para cambiar las cosas. Se la pasan pensando si aunque hicieran algo para cambiar las cosas las cosas realmente cambiarían. Se viven cuestionando a si mismos y a su mundo. Viven pensando que la chica de sus sueños no les dio bola, viven creyendo que si el destino hubiera sido un poco más caritativo con ellos las cosas hubieran sido diferentes y ellos podrían haber sido más felices.
Yo estuve en este grupo, pero como siempre busco superarme, me pasé al de primer nivel. ¿Cómo me iba a quedar en el segundo nivel?

Y ahora si. Vamos a hablar de lo que íbamos a hablar.
Los problemas existenciales del primer nivel.
Y el hecho de que ahora yo formo parte de esta elite.

Si. Que bueno. Diversión, diversión, diversión.

En los problemas existenciales de primer nivel ya no importa tanto el yo sino que importa más el nosotros. Ya no importa tanto el porqué sino que importa más el para qué.
En los problemas existenciales de primer nivel uno no piensa lo que podría pasar con uno, sino lo que podría pasar con toda la existencia. Uno no se pregunta porqué las cosas salen como salen sino que se pregunta para qué salen.

Cito:
(…) Hubo un momento en que empecé a mirarme las manos y a preguntarme si eran mías. Un tiempo en que empecé a mirar todo lo que pasaba a mi alrededor como si yo no estuviera ahí, como si fuera simplemente un espectador, como si yo no existiera.
Busqué en internet y decía algo como que esa sensación se llamaba “despersonalización”, que es cuando dejás de darte cuenta de tu propia existencia, o algo así.
Y ahí me agarraban unos principios de lo que internet llamaba “ataques de pánico”, y en esos momentos me ponía a pensar y tenía terribles dilemas existenciales. Pero de los más jodidos, no de los simples. De los de primer orden. No era que me preguntaba porqué estaba yo ahí y no en otro lado o porqué me pasaba lo que me pasaba y cuál era el sentido de que me pasaran esas cosas o que no me pasaran otras. No me preguntaba cuál era el sentido de mi vida ni qué tenía que hacer. Era peor. La pregunta era: ¿para qué? y no era sólo para mi, era para todo. ¿Para qué existe la humanidad? La pregunta no era tanto: ¿existe la vida después de la muerte? La pregunta era: ¿para qué existiría la vida después de la muerte? Aunque existiera la reencarnación, aunque existiera el cielo, aunque existieran las otras dimensiones; la pregunta sería: ¿para qué? Aunque todo esto fuera interminable, aunque hubiera ciclos y ciclos de vidas, aunque hubiera un lugar eterno. La pregunta es ¿para qué?
Internet no tenía respuestas para esto.
Lo mejor que podía hacer era tratar de no pensar más.
Así que volvía a los videojuegos. Y a las pelis. Y a las historietas. Y a Soda Stéreo. Y a Jennifer Connelly. (…)
Dejo de citar.

Entonces, no es tanto que a uno le preocupe lo que pueda pasar con su vida, es más bien que uno se pone a pensar lo que puede pasar con la existencia toda.
Y ahí no tan queridos amigos, meretrices y ogros es cuando nos metemos en un lío mental. En una lid psicológica.
¿A dónde está yendo todo?
No es la falta de sentido de las cosas lo más preocupante. Lo preocupante es que aunque hubiera un sentido para todo, nada tendría sentido de todas formas.
Explayándonos. Si estás en el segundo nivel, en lo más alto del segundo nivel de problemáticas existenciales, te decís: “estaría bueno que hubiera un sentido para todo, una gran razón para que todo pase”. Algo así como que venga un tipo de otra dimensión y te diga que sos la única esperanza de la humanidad y te lleve a otro mundo y te presente a la chica de tus sueños que se enamora perdidamente de vos y todo marcha bien hasta que es capturada por el cruel ser que está poniendo en jaque al universo hasta que vos después de un superentrenamiento te volvés re copado y salvás a la humanidad toda y te convertís en el mayor héroe del universo.
¿Genial, no?
No.
¿Cómo que no? Es genial. Como Matrix, como Star Wars. Como John Carter. Como Flash Gordon.
Genial, genial, genial. Y no importa lo que digas. Si tan sólo mi existencia tuviera tanto sentido.
No, no es genial. Si pensás así, te felicito*, estás o podés llegar a estar en el segundo nivel de problemas existenciales.
Te voy a contar porqué los que estamos en el primer nivel no lo encontramos tan copado.
Es sólo una oración de dos palabras:
¿Para qué?
O también puede ser:
¿Y qué?

Salvaste a la humanidad. Conseguiste a la chica. Te convertiste en un héroe. Te volviste copado. Las minas mueren por vos. Todos te idolatran. Tenés todo lo que podés desear.
Quiero que te regodees un rato en pensar bien en todo eso.
¿Listo?
Y ahora yo te digo: ¿y qué?
¿A dónde va todo? ¿A dónde te llevan tus acciones? ¿Cuál es el fin de todo?

Incluso los que se excusan en la existencia de siguientes mundos perfectos no pueden solventar todas esas disfunciones eréctiles del recto pensamiento.
Supongamos que tu vida fue genial y te moríste y conociste a tu creador preferido. ¿Y? Y te dice que si querés podés jugar un rato más al juego de la vida metiendo otra ficha, o te podés ir con él a tomar un naranjú y hablar de la vía láctea. Vos le decís que querés jugar un rato más pero que esta vez querés ser pelirrojo y tener pies grandes, y un nombre más largo y que tu novia tenga un lunar en la frente.
Y jugás otra vez y morís, y volvés otra vez al mismo lugar y te preguntan otra vez si querés jugar de nuevo. Jugás de nuevo cinco o seis veces más y por último aceptás el naranjú y la plática láctea.
¿Y?
No se. Sos feliz, la plática es re linda y vos te sentís re bien y el naranjú está riquísimo. ¿Y?
¿Después? ¿Y? ¿Para qué?

Eh, no se. Dejame que te invento algo copado enseguida… Ahí está, te convertís en un dios y te ponés a crear a tu propia humanidad, a tu propia galaxia, a tu propio universo.
¿Y?
Y no se. Vas a estar ocupado un rato.
¿Y?
Lamento** decirte que aunque hayas vivido miles de vidas y seas el mayor héroe de la existencia toda y te hayas convertido en todo un dios, creador de muchos universos. Bueno, nada. No me importa. Sólo te tengo una pregunta:
¿Y?

A la larga todo parece un videojuego. Mientras estás jugando todo tiene sentido.

Entonces, los que no se habían puesto a pensar nada de esto, bueno, estemm, de nada.
No, en serio, no me lo agradezcan.
Para los que estaban en el tercer o en el segundo nivel, ¿vieron? Todavía pueden subir un poco más.
En serio, de nada.

Entonces.
¿Están o estuvieron en alguno de los niveles de Problemas Existenciales? ¿Qué piensan del primer nivel? ¿Qué piensan? ¿Están pensando algo?

Ahora si. Piensen un poquito en todo esto y opinen. Yo ya estoy. Ahora si. A pensar en idioteces por un rato.

Hace mucho que no vuelo en los sueños. Cuesta tanto. Es como estar nadando en el aire.
Interrumpen mi pensamiento diciéndome “hola” y preguntándome qué necesito.
Hola que tal, le digo, venía a buscar a ese Pegaso y un anillo mágico. Si, soy Galahad.

*    en realidad no te felicito.
**  en verdad no lo lamento.

Soy Los Ojos Secos de Galahad.

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Galahad es un muchacho delirante que escribe algunas boludeces muy de vez en cuando y si se le cantan las pelotas. La Galaxia conspira contra él pero a veces Galahad le toca la cola.