Palahniuk dice en una de sus novelas que el mundo moderno está hecho para que se puedan evitar la mayor cantidad de accidentes posibles pero eso le quita el peligro a la vida de todos los seres. Están los límites de velocidad, las vallas, los cercos, las cámaras de seguridad, las alarmas de incendio.
Así que no te va a pasar nada.
No es que yo quiera que pase algo malo, pero está bueno que pase algo.
¿A dónde mierda estamos yendo, entonces?
¿Y ahora que pasa, eh?
Estamos yendo a que hay que buscar aventuras. Hay que hacer que pase algo. Hay que darle sentido a las cosas. Hay que divertirse. Hay que emocionarse. Hay que sentir.
Tiene que pasar algo, para que todo tenga sentido, tiene que pasar algo.
Entonces.
¿Estás buscando aventuras?
¿Qué hiciste ayer? Te levantaste, hablaste con tu familia o con tu pareja o con tu compañero, fuiste a estudiar o a trabajar, hablaste con amigos y con conocidos, saliste a dar una vuelta o fuiste a hacer una actividad física o fuiste a aprender algo, hablaste con otras personas, volviste a tu casa, hablaste otro poco y te fuiste a dormir. ¿Hiciste algo como eso?
Capaz que garchaste. Tal vez conociste a alguien. Pero no garchaste a nadie que no conocieras. Pero no conociste a nadie que fueras a garchar.
Por lo menos en eso estás un poco más cerca de algo. De que pase algo.
Eso es lo que importa. Que pase algo.
Algo tiene que pasar.
Los griegos decían que las cosas ocurrían para poder cantar las historias. Imaginate lo que hubiera sido de Homero si Ulises hubiese dado una vuelta en barco y hubiese vuelto al mes y medio sin que le hubiese ocurrido nada. Sería terrible.
Algo tiene que pasar.
Si no te pasa nada, ¿qué mierda vas a contar?
Si tu vida es lineal y monótona la emoción de tu existencia va a ser lineal y monótona.
Necesitás aventuras. Necesitás que las cosas tengan sentido. Que tus días merezcan ser recordados. Que tu vida merezca ser contada.
Si te quedás todo el día frente a la computadora no va a pasar nada. Si te quedás todo el día en la cama no va a pasar nada. Si siempre hacés lo mismo siempre va a pasar lo mismo. Si nunca hacés nada nunca va a pasar nada.
Y si este día no te pasa nada, este día va a pasar por tu memoria en un segundo. Y lo vas a olvidar. Y si todos los días son iguales, te vas a olvidar semanas enteras. Y si todo sigue igual, los meses de tu vida van a ser olvidables.
Tu vida va a ser un recuerdo olvidable. Y si no te importa a vos, menos le va a importar al resto.
Vas a terminar como los viejos esos que se sientan en las esquinas y hablan de estupideces porque nunca les pasó nada interesante.
Entonces.
Hay que tener aventuras.
Hay que hacer que las cosas tengan sentido.
Hay que recordar nuestros días porque pasó algo.
Tenemos que hacer que pase algo.
Tenemos que darle sentido a todo.
Tenemos que tener aventuras.
Entonces.
Las cosas pueden pasar. Primero hay que tratar de estar en los lugares en los que pueden pasar las cosas. Está bien que en un ciber también puede pasar algo, pero es más probable que en otros lugares pase algo. Sea como fuese no es cuestión de estar todo el día en el mismo lugar de todos los días.
Las cosas pueden pasar. Pero también puede ser que no pase nada.
Es difícil que una damisela se acerque corriendo a nosotros y nos implore que la ayudemos. Es difícil que nos encontremos el ticket ganador de la lotería tirado en la calle.
Las cosas pueden pasar pero es difícil que pasen.
Es mejor estar haciendo otras cosas mientras esperamos que algo pase a estar sentado esperando que pase algo.
Entonces.
Por si las cosas no pasan tenemos que estar dispuestos a hacer que pase algo.
Y ahora si, esto es lo más difícil. De esto hablaba Dolina cuando daba sus ejemplos para buscar aventuras.
Entonces.
Hay que salir a buscar aventuras.
Hay que inventarlas. Porque queremos tener algo que contar. Porque queremos que los demás cuenten algo.
En Asfixia de Palahniuk, uno de los personajes literalmente se ahogaba con comida en restaurantes importantes. Su vida corría peligro. Se ponía rojo. Se llevaba las manos a la garganta. Trataba de gritar y no podía. Se movía con movimientos convulsos. Y padecía una situación cercana a la muerte.
Hasta que otro comensal tenía delirios de héroe, se le acercaba y le hacía la técnica de Heimlich. Entonces le salvaba la vida. Y desde ese momento hasta que se muriera iba a sentirse como un héroe porque una vez le había salvado la vida a un muchacho en un restaurante. Desde ese momento hasta que se muriera iba a contar esa historia.
Siempre iba a poder contar eso. Porque eso no pasa todo el tiempo, no le pasa a todos pero a él le había pasado. Y ahora era parte de su historia. Porque nosotros somos nuestras historias.
¿A qué mierda va esto?
A que a veces las aventuras nos ocurren porque estamos ahí, porque alguien ajeno a nosotros hace que empiecen a funcionar los mecanismos que desencadenan la parafernálica maquinaria de una aventura interesante en una vida normal.
Pero no siempre podemos estar esperando a que pase algo. Y hay veces que aunque pase algo va a ser algo de segunda mano, una aventura muy leve que nos tiene sólo como espectadores.
Un choque, un accidente, una persecución policial, un principio de incendio, el descubrimiento de un cadáver.
Son todas aventuras de segunda mano que producen historias de segunda mano que sólo nos tienen como espectadores. Pero es lo que nos alcanza para nuestro presupuesto de historias pequeñas en una vida normal.
Aunque.
Podemos buscar aventuras.
Dolina da unos ejemplos en sus instrucciones para buscar aventuras. Dice que hay que buscar a la primera novia. Perseguir obsesivamente a una mujer hermosa. Tocar timbres a las tres de la mañana.
Son aventuras simples. Algo boludas. Puede ser. Pero por lo menos nos alejan de la rutina de una vida normal. Nos dan algo que contar. Cambian los esquemas de la simplicidad diaria de una vida común.
Así que hagamos boludeces. Si no podemos tener aventuras zarpadas, por lo menos tengamos aventuras simples.
Saquemonos la remera en la tarima del boliche. Pidamosle un rato el skate a un skater aunque no sepamos patinar. Pongámonos a hablar con extraños en la calle. Digamosle piropos a las mujeres hermosas sin esperar nada a cambio. Pongamosle caras feas a los nenes sin que nos vean los padres. Metamonos en lugares en los que no deberíamos meternos. Finjamos que somos otros. Pretendamos que somos extranjeros. Probémonos ropa que no vamos a comprar. Tomemos clases gratis de actividades que no vamos a seguir. Invitemos a bailar a alguna chica en la calle. Tratemos de vernos sospechosos cuando pasamos cerca de los policías.
Hablemos. Hagamos. Tratemos.
Si te quedas sentado no va a pasar nada.
Si no hablás con nadie no vas a conocer a nadie.
Si no hacés cosas nuevas no vas a aprender nada nuevo.
Si no te animás no va a pasar nada.
“Si siempre hacés lo mismo no esperes resultados diferentes.”
Seamos un poco como el tipo de yesman. Digamosle si a algunas cosas. Aunque no debiéramos. Aunque creamos que lo vamos a hacer mal. Aunque nos de cagazo.
Hagamos boludeces.
Estemos un poco locos.
Si las aventuras no vienen a buscarnos, busquemos nosotros algunas aventuras simples.
Está claro que es más fácil conseguir aventuras en las que nosotros hagamos el papel de malos que conseguir aventuras en las que nosotros seamos los buenos. Es más fácil ser malo que ser bueno. Es más fácil destruir que construir. ¿A qué mierda voy?
A que si estamos buscando aventuras nos va a resultar más simple hacer “la aventura del que destruyó un semáforo con un bate e hizo que el policía que rondaba la esquina lo persiguiera” a hacer “la aventura del que salvó a la damisela de las garras de su vampírico captor.”
Inclusive creo que las aventuras tienen que tener una cuota de maldad, una cuota de peligro, un poco de algo que moleste a otros. Para que tengan emoción, para que vaya contra las reglas.
Si no no son aventuras.
Así que… a buscar aventuras.
Y no me digan: Uh, que loco, que tipo loco. No todos podemos ser el Doctor Jones. Pero por lo menos podemos hacer pequeñas cosas que distingan a ese día del resto de los días. Pequeñas cosas. Pequeñas aventuras.
Tengamos aventuras.
Cuando pasa algo copado pasa rápido y después te quedás peor que antes...
Necesito aventuras.
Necesito que pasen cosas. Que todo tenga sentido.
Y si un día pasa sin que haya pasado nada zarpado es como si ese día no hubiese tenido sentido. Y si no tuvo sentido no merece ser recordado. Y si no merece ser recordado es porque no mereció ser vivido.
Mierda.
Mierda.
Mierda.
Necesito hacer cosas zarpadas. Voy a quitarme lo loco.
Me fui.
Ring.
Hola, estoy buscando aventuras.
Son las tres de la mañana.
Todo bien, no tengo sueño.
Necesito la pastilla azul, la roja no me hizo bien. Mierda, no me hizo nada bien. No quiero saber que tan hondo es el pozo del puto conejo.
Soy el Manejo Agresivo de Galahad.
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