Me revienta que ahora cuando “sale piña” sea un todos contra uno, todos contra todos, o cualquier cosa. Me revienta que algunos estén entre los que miran y tiren una patada y después se escondan. Me revienta que algunos agarren palos o piedras y golpeen al que más golpeado está.
Me revienta todo eso.
Ya no hay honor en las batallas.
No se si es porque estuve leyendo La Muerte de Arturo. O porque estuve leyendo a Borges. Pero me puse a pensar en eso de los duelos.
Los duelos con armas me refiero.
Si sos de esos que simplemente no pueden leer… salteá todo esto hasta que veas tres asteriscos otra vez. ***
En la antigüedad cuando alguien manchaba tu honor, vos lo retabas a un duelo. Esto ocurría entre la gente civilizada obviamente. Y ocurría entre la gente de buena clase social.
Al principio los duelos eran a espada. Onda esgrima. Dos se batían a espadazos y a la mierda.
Los caballeros medievales hacían justas. O sea, se ponían uno frente al otro a una distancia prudencial montados a caballo y con las lanzas en sus ristres. Y después salían corriendo a todo lo que daba y se trataban de sacar toda la mierda de un lanzazo. Si uno de los dos caía, el duelo podía terminar ahí. Pero si el caído quería seguir luchando o si las lanzas se habían roto y los dos querían seguir el combate, la cosa se seguía con las espadas. Y ahí se batían a todo riesgo. Hasta que uno se rendía o moría.
Después de las espadas vinieron las armas de fuego. Entonces los dos duelistas se cagaban matando de un tiro. O no.
Vamos a explicar un poco más para los que quieren saber un poco más.
Había reglas para los duelos. Leyes y eso. Aunque supuestamente no estaban avalados por la ley real. O sea, no estaban permitidos pero el gobierno no hacía nada de todas formas. Seguro que podés encontrar muchos ejemplos de cosas que pasan ahora. Guiño.
El que recibía una afrenta pedía un duelo. A veces lo hacía avergonzando al otro al darle un revés con su guante en la cara. Otras veces sólo lo hacía diciéndolo.
Los dos duelistas elegían un día para hacer el duelo. Elegían un lugar. Generalmente el lugar era un sitio alejado y el duelo lo hacían al amanecer, todo para que nadie los interrumpiera o los molestara.
En ciertos duelos se elegían también padrinos, que eran los que estaban ahí para ayudar a su duelista. Supongo que si lo hacían cagar se encargaban de decir: lo hicieron cagar, yo lo vi, estuve ahí. A veces los padrinos también dueleaban, si, así de buena onda.
Una vez que estaban en el lugar, a veces antes, elegían las armas. Y ahí se iba todo a la mierda. En los duelos con armas de fuego, los duelistas se ponían espalda con espalda y caminaban cierta cantidad de pasos ya estipulada y después se daban vuelta y se cagaban disparando. Y según lo que hubieran arreglado podían disparar una sola vez o cagarse disparando hasta que terminaran muertos.
En ciertos duelos como los de los westerns los duelistas se ponían a cierta distancia y entonces se disparaban. Hay que entender que, como dice el personaje de los imperdonables, en esa época las armas no eran zarpadas en puntería, capaz que estaban frente a frente y se erraban o el arma estaba mal hecha y cagaba explotando. Son cosas que podían pasar.
De antemano se estipulaban todas las condiciones para duelear. Además de lo que ya dije, también se elegía el tipo de duelo que iba a ser. Había duelos de espadas que eran a primera sangre, o sea que cuando uno de los duelistas recibía una herida, sin importar si era sólo un tajito, el duelo terminaba. Después estaban los que seguían hasta que uno de los dos estuviera tan herido que ya no pudiera luchar. O si no podía estar la opción de rendirse, incluso antes de ser herido. Y obviamente también estaban los duelos a muerte. Y a la mierda todo.
En los duelos con armas de fuego a veces se disparaban por turnos. O sea, arreglate, quedate quieto que le toca al otro dispararte.
A veces los duelistas de armas de fuego elegían adrede disparar al aire como para cumplir lo que debían hacer pero no poner en peligro la vida del otro. Si el otro también lo hacía todo terminaba bien. Si no, estemm, no.
Los duelos se daban entre las clases altas, como ya dije. Supongo que los de clase más baja se cagaban a espadazos ahí nomás sin arreglar nada, pero supongo que también lo hacían onda duelo, mano a mano, uno contra otro.
Si alguien de clase baja ofendía a alguien de clase alta, este no le ofrecía duelear, simplemente contrataba gente para que lo cagara a palos o lo cagara matando. O sea no se rebajaba a ponerse en igualdad de posibilidades con el otro.
O sea, antes había honor en todos los duelos, en todo el mundo.
Los samurais se cagaban a espadazos también, incluso cuando las armas de fuego ya existían. Con todo el honor. No había nadie que luchara con más honor que los japoneses. Incluso había algunos que cuando perdían un duelo le pedían a su contrincante que los matara, porque no podían vivir con tal deshonra.
En Argentina los duelos no se daban entre clases altas y tampoco tenían tantos arreglos. Pero, siguiendo con el tema, seguían siendo duelos de honor. Si bien eran duelos “espontáneos”, seguían siendo mano a mano. Uno contra uno. Y los de afuera son de palo.
Eran los duelos criollos. Los duelos entre gauchos o entre compadritos.
Como los que nombra Hernández en el Martín Fierro o los que cuenta Borges en sus escritos.
Los duelos criollos se hacían con cuchillos o facones. Con ponchos arremangados en un brazo para protegerse.
Me pareció interesante algo que leí, que en vez de darse un guantazo para retar a duelo hacían algo que era mojarle la oreja al otro. O sea, se ensalivaban un dedo y se lo pasaban por la oreja al que querían duelear. Y a la mierda.
Un dato anecdótico más es que dos conocidos de la historia, Lisandro De la Torre e Hipólito Yrigoyen, se batieron a duelo.
De la Torre afrentó a Yrigoyen. Yrigoyen lo retó a un duelo. De la Torre le dejó elegir la forma del duelo porque pensó que iba a elegir que se cagaran a piñas. Yrigoyen eligió los sables. De la Torre no se preocupó porque era esgrimista y sabía luchar con espadas. Yrigoyen contrató a un maestro de esgrima para que le enseñara a luchar antes del duelo.
Yrigoyen lo cagó cortando a De la Torre y le hizo un par de tajos, incluso uno que otro en la cara. De la Torre no le metió un sablazo.
Ganó Yrigoyen. Desde ese día De la Torre se dejó la barba para tapar una que otra cicatriz.
Con el tiempo los duelos se fueron prohibiendo en todos lados. Obviamente. Pero de todas formas de vez en cuando aparece alguien que fue muerto en un duelo. Obviamente. Como esos duelos de navajas de las pelis en los que se atan la mano de uno con la del otro para cagarse cortando.
Bueno, y eso es más o menos todo resumido de los duelos a través de la historia.
Hasta acá con los que no podían... Que bueno que soy.
***
Entonces, volvemos al tema en cuestión.
Ya no hay honor en las batallas.
Vi algo de los videos esos de las cámaras de seguridad. Y vi algo de lo que pasa en los boliches.
Y esa es la cuestión, ya no hay honor en las batallas.
Tres cabezas se le van encima a uno solo. Lo cagan a palos y cuando el tipo, evidentemente ya derrotado, cae, le siguen pegando. Incluso vi a uno que una vez que ya lo había hecho mierda agarró una piedra, si, así, bien primate, y la empezó a usar tipo martillo para darle al pobre infeliz en la cabeza.
No podés ser tan marica, tan mierda.
Cuando el chabón hecho mierda se despertó de nuevo no podía caminar derecho, le habían desacomodado todas las ideas.
Después andaban también esas banditas de Morón, cuatro o cinco le iban a uno solo.
Nunca un “mano a mano”, ¿no?
Nunca un “ya quedó tirado, ya perdió, ya gané, listo”, ¿no?
Me da bronca toda esa mierda.
O sea, el tipo no te cae bien, andá y demostrale que querés luchar. Me refiero, también, que no vayas y le des un tortazo en la nuca mientras el chabón no te ve, eso también es medio mariconazo. Entonces, andá de frente, le demostrás con hechos o con palabras que querés pelear, y a la mierda. Y pelean uno contra uno. Cuando uno de los dos cae y ya no se quiere parar y demuestra fehacientemente que fue derrotado, listo, se acabó. El honor ya fue reparado, la venganza ya fue consumada. Y el loco que quedó tirado, honorable también, se tiene que saber derrotado. Nada de pararse cuando el otro ya se fue y correrlo por atrás como un maricón para pegarle sin ser visto. No, nada de eso.
Las cosas se arreglan como tienen que arreglarse.
A piñas, nada de boludeces. Si vas a agarrar un arma, procurá que el otro también tenga la misma. Y sabé que al menos que arreglen que la lucha sea hasta que uno de los dos se rinda, lo cual veo muy difícil si no tuviste la templanza mental como para no agarrar un arma; entonces, sabé que la lucha va a ser a todo riesgo. Hasta el fin.
Pero nada de mariconadas.
Como me da bronca toda esa mierda.
Todos esos maricas que se creen rudos porque van en patota. Todos esos putazos que buscan a sus amigos para ir contra uno solo. Todas esas nenazas que agarran piedras o palos incluso cuando superan claramente en número a sus adversarios.
Y después lo siguen fajando aunque ya lo dejaron tirado, derrotado e inconsciente.
Todos esos maricas de mierda me dan bronca.
Ojalá hubiera todavía algo de honor en las batallas. Ojalá hubiera algo de honor en el mundo.
Sin más,
Soy La Vena Yugular de Galahad.
¿Te acordás de mi?, me preguntó. No, le dije, tengo muy mala memoria. No le mentí.