Sos un genio. Que tipo inteligente. Que conclusiones que tirás.
Bueno, no siempre es mejor cuando sos chico. Algunos chicos la pasan mal.
Corrijamos. En una vida normal. En una infancia feliz. Cuando sos chico todo es más fácil.
Cuando sos chico todo es más fácil.
Cuando eras chico todo era más fácil.
No importaba el futuro. Y el pasado no existía. Sólo estabas vos y ese momento. Y lo que hacías en ese día.
Nada te podía pasar. Eras inmortal.
Tenías miedo. Más miedos que ahora. Pero pensalo bien. Te animabas a hacer muchas otras cosas. Tal vez más cosas que ahora.
Y ahora que te dije que lo pienses bien, yo también lo pensé bien y no se si tenías más miedos que ahora. En serio. Tal vez tenías menos miedos. Sólo le tenías miedo a Freddy Krueger. Y era difícil que te lo encontraras. Pero no le tenías miedo a todas las estupideces diarias que temen los adultos. No temías que te pasara nada. Porque eras inocente. Porque no pensabas en esas cosas malas. Porque todo podía ser bueno.
Cuando eras chico ignorabas un montón de cosas. Eso puede parecer algo malo. Pero también puede ser algo bueno. Porque tenías menos preocupaciones. Porque había cosas que realmente no te importaban.
Cuando era chico todo era tan fácil.
No pensabas en nada. Había un montón de gente más fuerte y más inteligente que vos. Entonces había un montón de gente que te podía ayudar. Y que estaba dispuesta a hacerlo.
Tu mamá podía solucionar casi todo.
Y tu papá lo podía solucionar todo.
¿Escuchaste “Crecer” de A77aque?
La felicidad estaba en cualquier cosa. En una pelota. En un autito. En un asqueroso avión de papel.
Tus amigos eran tus amigos y nunca te iban a traicionar. Un nene no puede elucubrar un ardid para crear una traición suprema. Nadie te iba a hacer mal.
Todo era más sincero. Si algo te caía bien, te caía bien. Si algo te caía mal, te caía mal.
Nada de hipocresía. Nada de falsedad.
Podías tener mil amigos. Y confiabas en todos ellos. Y cualquiera de ellos podía ser tu mejor amigo. Por siempre. Para siempre. La eternidad era infinita.
Hasta las peores situaciones se solucionaban en una tarde. Nada podía ser tan malo. Y todo podía ser tan bueno. Todo era nuevo.
Todo era nuevo. Podía pasar cualquier cosa. Todo te podía sorprender. Y todo te sorprendía. No habías visto nada. Todo podía ser mejor.
El tiempo. El tiempo era genial. Las tardes eran inmensamente largas. Aunque te estuvieras divirtiendo. Las horas duraban como tienen que durar. Duraban. Podías hacer un montón de cosas. O podías no hacer nada y eso estaba bien también. El tiempo pasaba más lento. Era genial. Tenías todo el tiempo del mundo. Nunca se hacía tarde. Nunca era tarde. Nunca había pasado todo.
Podías hacer lo que quisieras. Si tus papás te dejaban. O si no te veían.
Después de todo tenías el tiempo.
Ellas. Las chicas eran tan distintas y a la vez tan parecidas. A ellas les gustaba el color rosa y a vos no. Para todo lo demás eran iguales.
Si una chica te miraba a los ojos estabas hecho. Y si podías robarle un beso eras un dios.
Al principio sentarse al lado de una chica no era ningún problema. Era sólo una chica y vos eras sólo un chico. Después te diste cuenta de que ella era una chica y vos eras un chico y entonces sentarte al lado de ella precisaba de una cuota de coraje. Y hacerlo era genial.
Cuando las chicas dejaron de ser iguales a vos pasaron a ser un misterio. El mapa ininteligible de una joya perdida que querías encontrar. Y eso era genial.
Nosotros seguíamos siendo iguales. Ellas habían cambiado. Habían dejado de jugar a juegos brutos con nosotros. Habían dejado de escupir si tenían que hacerlo. Habían dejado de ser como nosotros.
Recién había pasado eso. Entonces eso también era nuevo. No como ahora. Que pasó hace un millón de años y las chicas se olvidaron de que una vez fueron como nosotros.
Y en ese momento los chicos inventamos juegos idiotas para poder estar con ellas. Que zarpado. Que sublime. Juegos idiotas. Más respeto. Fueron los mejores juegos que jugamos. Los mejores que vamos a haber jugado.
Un chico inventó esos juegos, y todos los otros chicos estuvimos tratando de convencer a todas las chicas a que los jueguen. Desde ese momento hasta la eternidad.
Todo por ellas. Por lo que éramos nosotros en ese momento. Por lo que eran ellas. Porque todo era posible. Porque todo era nuevo. Porque todo era genial.
Y jugamos a la botellita. Y jugamos al semáforo. Y al verdad consecuencia. Y quisimos jugar al Twister. Y tratamos de hacer prendas en todos los juegos de cartas. Hicimos los asaltos y pusimos los lentos. Nos hicimos amigos de boludos por sus hermanas. Fuimos buenos con las madres por sus hijas. Tratamos bien a las masomenos por sus amigas. Nos juntamos con los giles por sus conocidas.
Hicimos todo eso.
Hicimos todo lo que pudimos.
Y estuvo genial.
Cuando éramos chicos todo era más fácil.
Le pregunté a un chico pequeño: Si mañana pudieras hacer lo que quisieras en el mundo, lo que quisieras ¿qué harías?
Me dijo que iría a la pileta. Estaría en la pileta.
Le pregunté que es lo que más feliz lo haría en el mundo. Me dijo que meterse en la pileta. Estar en la pileta.
Le pregunté a una chica pequeña que haría si pudiera hacer cualquier cosa y me dijo que andaría en bici.
Cuando sos chico la felicidad está tan cerca. Es tan fácil ser feliz.
Es tan fácil ser feliz cuando sos chico.
Cuando sos chico todo es más fácil.
Todo es diversión.
No hay responsabilidades.
Peter Pan era chico y jamás creció. Vivía en un verano eterno jugando por siempre. Salvando a su chica. Luchando con piratas. Teniendo aventuras.
Cuando sos chico todo es posible.
Cuando eras chico todo era posible.
Podías llegar a conocer a la mujer de tu vida antes de terminar la primaria y ser feliz con ella desde entonces. Porque cuando sabes con quién querés pasar la vida querés que tu vida empiece cuanto antes.
Podías llegar a ser cualquier cosa. Todo podía llegar a pasar. Tu vida era una hoja en blanco que podía ser escrita con las líneas más sublimes.
Podías ganar la lotería y hacerte millonario antes de tener licencia para manejar.
Podías tener un don que ni siquiera vos conocías y volverte famoso y querido en todo el mundo.
Podías ser una estrella de cine. Podías ser un astro de rock. Podías ser el sueño líquido de todas las mujeres. Podías ser todo lo que quisieras. Todo era posible.
Todavía no habían pasado los años. Todavía tenías esperanzas. Todavía tenías sueños que podían hacerse realidad. Todavía todo podía pasar.
Era como una película que querés ver cuando recién está empezando. Es todo emoción. Todo te puede sorprender. Todavía tenés dos horas. Dos horas de entretenimiento. Dos horas de sabiduría por obtener.
Y cuando termine la película puede haber sido buena, puede haber sido una bosta, puede haber sido genial pero sólo va a ser un recuerdo. Va a ser algo que pasó.
Pero ese es otro tema.
Galahad, me tenés cansado con eso. Con el pasado. Con los recuerdos. Con lo que pasó. Con lo que no pasó. Con lo que pudo haber pasado. Con lo que nunca debería haber pasado. Con que todo pasa a ser recuerdos. Con que nada es tan bueno como debería haber sido. Con que todo pasa a estar en tu cabeza. Con que todo pasa muy rápido. Con que te gustaría arreglar un montón de cosas. Con que no podés volver el tiempo atrás.
Me tenés cansado.
De verdad.
Cuando era chico todo era más fácil porque no me ponía a pensar en todo esto.
Mierda.
Linda, me rompe el corazón romperte el corazón.
No hay Nepento. Lo necesito. No encuentro el Leteo. Lo necesito.
Soy El Dedo Acusador de Galahad.
Bueno, no siempre es mejor cuando sos chico. Algunos chicos la pasan mal.
Corrijamos. En una vida normal. En una infancia feliz. Cuando sos chico todo es más fácil.
Cuando sos chico todo es más fácil.
Cuando eras chico todo era más fácil.
No importaba el futuro. Y el pasado no existía. Sólo estabas vos y ese momento. Y lo que hacías en ese día.
Nada te podía pasar. Eras inmortal.
Tenías miedo. Más miedos que ahora. Pero pensalo bien. Te animabas a hacer muchas otras cosas. Tal vez más cosas que ahora.
Y ahora que te dije que lo pienses bien, yo también lo pensé bien y no se si tenías más miedos que ahora. En serio. Tal vez tenías menos miedos. Sólo le tenías miedo a Freddy Krueger. Y era difícil que te lo encontraras. Pero no le tenías miedo a todas las estupideces diarias que temen los adultos. No temías que te pasara nada. Porque eras inocente. Porque no pensabas en esas cosas malas. Porque todo podía ser bueno.
Cuando eras chico ignorabas un montón de cosas. Eso puede parecer algo malo. Pero también puede ser algo bueno. Porque tenías menos preocupaciones. Porque había cosas que realmente no te importaban.
Cuando era chico todo era tan fácil.
No pensabas en nada. Había un montón de gente más fuerte y más inteligente que vos. Entonces había un montón de gente que te podía ayudar. Y que estaba dispuesta a hacerlo.
Tu mamá podía solucionar casi todo.
Y tu papá lo podía solucionar todo.
¿Escuchaste “Crecer” de A77aque?
La felicidad estaba en cualquier cosa. En una pelota. En un autito. En un asqueroso avión de papel.
Tus amigos eran tus amigos y nunca te iban a traicionar. Un nene no puede elucubrar un ardid para crear una traición suprema. Nadie te iba a hacer mal.
Todo era más sincero. Si algo te caía bien, te caía bien. Si algo te caía mal, te caía mal.
Nada de hipocresía. Nada de falsedad.
Podías tener mil amigos. Y confiabas en todos ellos. Y cualquiera de ellos podía ser tu mejor amigo. Por siempre. Para siempre. La eternidad era infinita.
Hasta las peores situaciones se solucionaban en una tarde. Nada podía ser tan malo. Y todo podía ser tan bueno. Todo era nuevo.
Todo era nuevo. Podía pasar cualquier cosa. Todo te podía sorprender. Y todo te sorprendía. No habías visto nada. Todo podía ser mejor.
El tiempo. El tiempo era genial. Las tardes eran inmensamente largas. Aunque te estuvieras divirtiendo. Las horas duraban como tienen que durar. Duraban. Podías hacer un montón de cosas. O podías no hacer nada y eso estaba bien también. El tiempo pasaba más lento. Era genial. Tenías todo el tiempo del mundo. Nunca se hacía tarde. Nunca era tarde. Nunca había pasado todo.
Podías hacer lo que quisieras. Si tus papás te dejaban. O si no te veían.
Después de todo tenías el tiempo.
Ellas. Las chicas eran tan distintas y a la vez tan parecidas. A ellas les gustaba el color rosa y a vos no. Para todo lo demás eran iguales.
Si una chica te miraba a los ojos estabas hecho. Y si podías robarle un beso eras un dios.
Al principio sentarse al lado de una chica no era ningún problema. Era sólo una chica y vos eras sólo un chico. Después te diste cuenta de que ella era una chica y vos eras un chico y entonces sentarte al lado de ella precisaba de una cuota de coraje. Y hacerlo era genial.
Cuando las chicas dejaron de ser iguales a vos pasaron a ser un misterio. El mapa ininteligible de una joya perdida que querías encontrar. Y eso era genial.
Nosotros seguíamos siendo iguales. Ellas habían cambiado. Habían dejado de jugar a juegos brutos con nosotros. Habían dejado de escupir si tenían que hacerlo. Habían dejado de ser como nosotros.
Recién había pasado eso. Entonces eso también era nuevo. No como ahora. Que pasó hace un millón de años y las chicas se olvidaron de que una vez fueron como nosotros.
Y en ese momento los chicos inventamos juegos idiotas para poder estar con ellas. Que zarpado. Que sublime. Juegos idiotas. Más respeto. Fueron los mejores juegos que jugamos. Los mejores que vamos a haber jugado.
Un chico inventó esos juegos, y todos los otros chicos estuvimos tratando de convencer a todas las chicas a que los jueguen. Desde ese momento hasta la eternidad.
Todo por ellas. Por lo que éramos nosotros en ese momento. Por lo que eran ellas. Porque todo era posible. Porque todo era nuevo. Porque todo era genial.
Y jugamos a la botellita. Y jugamos al semáforo. Y al verdad consecuencia. Y quisimos jugar al Twister. Y tratamos de hacer prendas en todos los juegos de cartas. Hicimos los asaltos y pusimos los lentos. Nos hicimos amigos de boludos por sus hermanas. Fuimos buenos con las madres por sus hijas. Tratamos bien a las masomenos por sus amigas. Nos juntamos con los giles por sus conocidas.
Hicimos todo eso.
Hicimos todo lo que pudimos.
Y estuvo genial.
Cuando éramos chicos todo era más fácil.
Le pregunté a un chico pequeño: Si mañana pudieras hacer lo que quisieras en el mundo, lo que quisieras ¿qué harías?
Me dijo que iría a la pileta. Estaría en la pileta.
Le pregunté que es lo que más feliz lo haría en el mundo. Me dijo que meterse en la pileta. Estar en la pileta.
Le pregunté a una chica pequeña que haría si pudiera hacer cualquier cosa y me dijo que andaría en bici.
Cuando sos chico la felicidad está tan cerca. Es tan fácil ser feliz.
Es tan fácil ser feliz cuando sos chico.
Cuando sos chico todo es más fácil.
Todo es diversión.
No hay responsabilidades.
Peter Pan era chico y jamás creció. Vivía en un verano eterno jugando por siempre. Salvando a su chica. Luchando con piratas. Teniendo aventuras.
Cuando sos chico todo es posible.
Cuando eras chico todo era posible.
Podías llegar a conocer a la mujer de tu vida antes de terminar la primaria y ser feliz con ella desde entonces. Porque cuando sabes con quién querés pasar la vida querés que tu vida empiece cuanto antes.
Podías llegar a ser cualquier cosa. Todo podía llegar a pasar. Tu vida era una hoja en blanco que podía ser escrita con las líneas más sublimes.
Podías ganar la lotería y hacerte millonario antes de tener licencia para manejar.
Podías tener un don que ni siquiera vos conocías y volverte famoso y querido en todo el mundo.
Podías ser una estrella de cine. Podías ser un astro de rock. Podías ser el sueño líquido de todas las mujeres. Podías ser todo lo que quisieras. Todo era posible.
Todavía no habían pasado los años. Todavía tenías esperanzas. Todavía tenías sueños que podían hacerse realidad. Todavía todo podía pasar.
Era como una película que querés ver cuando recién está empezando. Es todo emoción. Todo te puede sorprender. Todavía tenés dos horas. Dos horas de entretenimiento. Dos horas de sabiduría por obtener.
Y cuando termine la película puede haber sido buena, puede haber sido una bosta, puede haber sido genial pero sólo va a ser un recuerdo. Va a ser algo que pasó.
Pero ese es otro tema.
Galahad, me tenés cansado con eso. Con el pasado. Con los recuerdos. Con lo que pasó. Con lo que no pasó. Con lo que pudo haber pasado. Con lo que nunca debería haber pasado. Con que todo pasa a ser recuerdos. Con que nada es tan bueno como debería haber sido. Con que todo pasa a estar en tu cabeza. Con que todo pasa muy rápido. Con que te gustaría arreglar un montón de cosas. Con que no podés volver el tiempo atrás.
Me tenés cansado.
De verdad.
Cuando era chico todo era más fácil porque no me ponía a pensar en todo esto.
Mierda.
Linda, me rompe el corazón romperte el corazón.
No hay Nepento. Lo necesito. No encuentro el Leteo. Lo necesito.
Soy El Dedo Acusador de Galahad.
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