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A veces me ahogo en el horrible desasosiego de pensar en la nada. Odio la nada. Odio pensar en nada. Aunque pienso en todo. Y en como todo resulta no ser nada. Todo va a ser nada. Es horrible. Pero todo termina siendo nada.
Hasta nosotros.
Cuando voy en un vehículo en el medio de la ruta en el medio de la noche no puedo dejar de pensar en eso. Es horrible. Todo ese cielo negro y nada. Sólo algunas luces y nada. Horrible. Los colectivos esos de noche son horribles para pensar. No hay que pensar. No hay que pensar en la nada. Es horrible. Pero todo termina siendo nada.
Hasta nosotros.
Pensá en tu vida sin vos. Olvidate de que existís. Bueno, eso es. ¿Viste que difícil? No pienses que te vas a convertir en un ángel o un fantasma. No pienses en nada. Eso es la nada. Pum. Ya no estás. No estás ni siquiera para pensarlo. Ni siquiera para darte cuenta de que no estás.
Eso es la nada.
Como dormirse pero sin sueños.
Como un game over sin fichas.
Un día apareciste y un día vas a desaparecer. Así. Pum. Bang. Zoom. Listo. Ya no estás.
¿Alguna vez te pusiste a pensar en la nada?
Pensá en lo insignificante que es todo. Ampliá tu mente y escapá de la tierra. Escapá del sistema solar. Escapá de tu galaxia.
Sumergite en la nada.
Eso es.
Respirá. Que no te agarre un ataque de pánico. Esta es una buena razón para que te pase eso.
Quedate un rato más ahí. Es todo negro. Es todo nada.
Sin planes. Sin tiempo. Sin vida. Sin nada.
Nada tiene sentido.
Ok.
Volvé. Volvé. Volvé.
Y ahora…
¿Alguna vez te pusiste a pensar en la nada?
Sin vos tu vida no tiene sentido.
Soy El Asqueroso Existencialismo de Galahad.
Voy a mezclar Fentanilo con nuez moscada y un poco de lanzaperfume. Un viaje de ida. Igual no tengo a dónde volver.
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